LA INFINITUD DEL PÉTALO


Meditadora de la portada: Rosa Mari Martínez.


Cristina Lacasa en el acto de presentación de su libro "La infinitud del pétalo", en la Biblioteca Pública de Lérida, en el que intervinieron la catedrática Dra. María Terrades, el editor Sr. Pagés, y el profesor de Filosofía, Dr. Juan Manuel Bueno (2002).

EL HOMBRE Y LA MUJER

"El género está en todo; todo tiene sus principios masculino y femenino, el género se manifiesta en todos los planos"
HERMES. El Kybalion.


Nací mujer, soy femenina y tierna;
soy ánfora y soy lumbre, llevo en mí
el principio divino de crear.

Con la tierra comparto
su barro primordial, germinativo.
Milenios y milenios se acumulan
en mi pecho nutricio y en mi vientre.
Y en mí también se alberga, vigorosa,
una porción de signo varonil,
que complementa mi perfil humano.

El hombre y su simiente son potencia
en busca de ser tronco, en la legítima
repoblación del tiempo y del espacio.
Quiere siempre sembrar el hombre y siembra;
y halla su beso pleno, enardecido,
la respuesta; fragmento necesario,
lo femenino integra su estructura.

El hombre y la mujer,
más allá de la química y del sexo,
somos sagrado género, suprema
correspondencia, dual peregrinaje,
el yang y el yin vibrando, una espiral
de gracia, donde oficia el Universo.

Cristina Lacasa



HACIA LA ESTRELLA

Voy desde el Polo Norte, como un dardo
a la Antártida, Polo Sur remoto,
y el hielo es hielo siempre, en ambos polos,
que se atraen, nutriéndose de opuestos;
alto y bajo, oscuridad y luz,
grande y pequeño, bueno y malo a escala,
en que la gradación va desde el odio
al amor, consiguiendo innumerables
matices en el viaje, hacia un extremo
o hacia el otro, la danza de corpúsculos
semejante a la danza de las horas,
a la de los inviernos y veranos,
a la que llameantes soles brindan.


Y yo, como un corpúsculo o un sol,
me polarizo, viro, busco el eje
en que pueda girar hacia el coraje,
el amor y su fuente de esperanza;
dejando atrás los nudos y los grados
que podían atarme al miedo, al odio
a su polo de leyes foscas, cuando
sólo acudo al reclamo de la Ley,
a la que ardientes soles reverencian.
Cambio de grado siempre hacia esa Llama,
transmutando palabra, acción, idea,
inserta en el principio
de la polaridad. Tiende hacia el polo
positivo la ruta, conduciendo
hacia arriba, a la estrella,
sin dejar de pisar la tierra grávida.


Tras peces, mariposas, dinosaurios,
entre vahos y aromas de florestas,
me alojo en pulso humano, me dispongo
a ganar el umbral celeste, escalo
los angélicos mundos con denuedo.


Desde eones de Tiempo, sometida
al rigor de una arcaica filogénesis,
mágicamente asumo una estatura
que me aproxima hacia la meta, siempre
luz y más luz polar.

Fragmento de: "LA INFINITUD DEL PÉTALO"

"La infinitud del pétalo posibilita el diálogo con ese universo interior, donde los polos opuestos se armonizan según las Ley Universal del Amor."

"Para leer los poemas de Cristina Lacasa, hay que tender las antenas del alma, escuchar la voz del "misterium tremendum", y así entrar en sintonía con su espíritu selecto que nos va llenando de la mano hacia regiones ignotas pero presentidas (...)"

"Este libro de Cristina, nos quema con su fuego interior, nos ofrece un camino y una respuesta a las eternas preguntas: ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy?

"Hacia el sol, hacia un polen celestial,
explorando el Camino, peregrina
en pos de una señal definitiva." (Fragmento).



M.L. Peggy von Mayer, Filóloga.

Catedrática de la Universidad de Costa Rica.



Todo es dual; todo tiene polos; todo tiene su par de opuestos; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado."
HERMES, El Kybalion